Hoy quiero hablar de una tema que, según el ámbito en que lo comento, veo que provoca malos entendidos y en algunos casos fuerte polémica. Pero lo considero importante, y por eso lo expongo, en cuestión de ideas hay que ser prudente, pero también hay que ser audaz.
Me encuentro con demasiada frecuencia con personas que defienden una idea u opinión que parece ser la única aceptable en función de si se es de derechas, o de izquierdas, o progresista, o moderado, o conservador… Y cuando no compartes alguna de las ideas en cuestión, inmediatamente se te cataloga en el sector opuesto del que corresponde al que está hablando, y casi siempre se hace en tono peyorativo: eres un facha, eres un rojo, eres un librepensador peligroso, eres un carca católico, eres un capitalista, eres un comunista…
Cuando nos anclamos en una idea u opinión y no la sometemos periódicamente a examen, si no nos esforzamos en escuchar aquellas ideas tan diferentes a las nuestras que nos chocan de entrada, que nos parece que no son lógicas cuando en realidad solo son diferentes a nuestra lógica, cuando, en el fondo, tenemos miedo a pensar en libertad, entonces estamos sentando las bases de la separación y del conflicto. Si las ideas nos separan es porque pensamos mal, porque el pensar y la palabra están hechos para unir.
Bien, me centraré en esa idea que no comparto. Desde hace muchos años frecuento, tanto por mi vocación social como por mi trabajo, círculos y ambientes que se consideran progresistas, sociales, solidarios.
En estos ambientes se habla mucho de democracia, y con la mayor buena voluntad se aspira a que todo en la vida sea democrático y participativo, todo hay que decidirlo entre todos, hay que escuchar a la mayoría. Y no seré yo quien hable mal de la democracia, un sistema que nos permite elegir a nuestros representantes políticos y a tener medios para pedirles explicaciones.
Pero creo que la defensa de la democracia no significa una renuncia a la iniciativa individual, porque esto puede traer consigo la paralisis y la falta de creatividad. En el fondo, lo que sucede es que hemos perdido la confianza en el ser humano individual, y más en los últimos tiempos con todos los escándalos y corrupciones que hemos presenciado. No podemos caer en esa trampa y dar ya por sentado que los seres humanos se comportarán mal si tienen la oportunidad de hacerlo, o simplemente que solo buscarán su beneficio personal sin tener en cuenta el de los demás, y que por eso las decisiones se deben tomar siempre entre todos, que decida la mayoría.
Este enfoque de las decisiones, que es válido en una elecciones políticas, tiene, a mi modo de ver, varios inconvenientes cuando se traslada al ámbito empresarial o institucional, y me gustaría resaltarlos.
En primer lugar, es posible que esa mayoría no tenga suficiente formación o capacidad para tomar algunas decisiones. No todo el mundo entiende de todo, y aunque todos tenemos derecho a opinar, muchas veces nos sobra arrogancia cuando lo que haría falta es un poco de prudencia y de humildad.
En segundo lugar, y en estrecha relación con el punto anterior, solo pueden tomar decisiones quienes están dispuestos a asumir responsabilidades. En muchas tomas de decisiones supuestamente democráticas, el individuo vota pero su responsabilidad se diluye en el grupo; no hay una responsabilidad individual, el responsable es el grupo.
Y, por último, perdemos la oportunidad de desarrollar el individualismo ético y convertirnos en seres libres. Yo, como ser libre, no quiero que nadie decida por mí y tampoco quiero hacer las cosas bien porque existe una ley y alguien me controla. La ley está en mi interior, porque me doy cuenta de lo que es correcto y no dejo que ningún impulso o instinto me seduzca y me lleve a actuar de forma egoísta. Y porque soy un ser libre, yo y nadie más soy el responsable de mis actos.
Y debo decir que esto no es ninguna utopía. Trabajo en una empresa que se fundamenta en el concepto de comunidad, en la que cada uno se siente responsable de los demás y en la que el concepto de cooperación ha reemplazado al de competencia. Pero también es una empresa en la que cada uno puede desarrollar creativamente su iniciativa individual y en la que cada uno es y se siente responsable ante los demás de sus propios actos.
Uno de los problemas de nuestra época es que rápidamente se intenta pasar las responsabilidades a los demás y no se está dispuesto a asumir la propia. Sin responsabilidad individual no somos seres humanos libres.
Estoy totalmente de acuerdo con el texto.
Nos amparamos demasiadas veces con los demás o con la sociedad pero no somos capaces de reconocer nuesta propia responsabilidad. Este es uno de los cambios en los que iremos indagando para mejorar nuestra sociedad y nuestro comportamiento social.
Yo también estoy de acuerdo con mi tocayo y con esta nueva entrada de Joan Antoni Melé.
En algún punto de la lectura me acordé de este proyecto que estoy conociendo y que habla fundamentalmente de la democracia participativa, en la que el individuo puede votar directamente una decisión haciéndose responsable y participe de la política. En otras ocasiones, puede delegar su voto a otras personas que sean de su confianza y que tengan un conocimiento más completo del asunto. http://www.democracialiquida.org/
Saludos
Pablo Reale
Estoy totalmente de acuerdo con el artículo “El potencial del individuo”.
Siempre hablamos de que la sociedad tiene que ser mejor, pero muchas veces nos olvidamos de que somos cada persona, individualmente, quien tiene que mejorar. Es preciso asumir nuestra responsabilidad en cada acto de nuestra vida, grande o pequeño, ser conscientes de por qué hacemos una cosa y no otra, aportar nuestro grano de arena para que la vida sea más plena. Será entonces, y solo entonces, cuando la sociedad será mejor.
Joan eres un crack, tienes toda la razón del mundo, estoy aburrido de ver a gente quejarse de políticos, banqueros y demás cuando ellos son los primeros que no han dudado en comprar una segunda vivienda para especular, cuando les comentas que hay otras alternativas a la banca que tanto critican y te dicen “cuanto te dan esos” “me quedo mejor en el Santander xq la pela es la pela” (y en el fondo son cuatro duros que les dan mas que triodos bank por ejemplo) “estoy harto de las grandes empresas que son unos sinvergüenzas todos” mientras te están enseñando sus nuevas nike fabricadas en base a explotar niños, “joder mira como está la prima de riesgo estos políticos son unos jetas!!” y luego te cuentan que tienen depositos en Bankia que lo que hacen es comprar y vender deuda de un país con ellos. Nadie nos obliga a hacer según que cosas somos nosotros solos los que actuamos de la misma manera que actuan a los que criticamos, somos nosotros los que nos tenemos que concienciar individualmente porque si nosotros somos los primeros en sacar tajada en contra del bién común a nuestro nivel, que no harán los que tienen mas poder…… Yo pienso que políticos, banqueros etc son un reflejo de la sociedad, si somos una sociedad pobre en valores, tenemos unos dirigentes pobres en valores.
Un abrazo Joan y como siempre te digo, espero verte pronto por Madrid!!
Cuando abandonamos nuestras seguridades para afrontar una nueva verdad, al mismo tiempo nos estamos descubriendo un poco más y estamos perdiendo algo de nosotros.
Un saludo,
De acuerdo con tu artículo Joan, pero el riesgo de manipular esa mayoría desacreditandola hace peligroso el planteamiento, la clave como muy bien índicas es asumir la responsabilidad individual dentro del grupo, y eso mucho me temo que la educación y la sociedad actual no está acostumbrada ni a enseñar ni a asumir…