Después del accidente nuclear de Fukushima pasaron algunas cosas dignas de recordar. Como la entrada en la central atómica, en un ambiente altamente cargado de radioactividad, de personas que arriesgaron su vida para intentar controlar la situación. “Soy joven y soltero, y siento que es mi deber ayudar a resolver este problema”, declaró a la prensa uno de ellos, insistiendo en que quería que se mantuviera su anonimato.
Esta es una de las historias que recoge ¿Por qué cooperamos?, un reportaje publicado por la revista Investigación y Ciencia que me parecía oportuno recuperar. Este artículo admite que, lógicamente, no todos los comportamientos son tan heroicos como el del joven japonés, pero que existen infinidad de evidencias de que la cooperación, y no solamente la competencia, están en la naturaleza de los seres humanos y de otras especies de forma cotidiana.
“Las leonas de una manada se prestan a amamantar a los cachorros de otras, los humanos nos ayudamos en un sinfín de actividades, desde procurarnos sustento hasta buscar pareja o defender el territorio”, citan en el artículo. Así, cuando hablamos de cooperar en lugar de competir no estamos siendo buenistas; no es eso, simplemente es natural moverse por algo más que el puro interés personal, actuar por uno mismo y también por otras personas de nuestro entorno o más allá de él.
Tras algún tiempo en que se ha primado la interpretación de la evolución como pura lucha sin cuartel por la supervivencia, los científicos están encontrando más y más ejemplos significativos de cooperación. En el programa de Eduard Punset, Redes, han explicado que los bonobos, primates con los que compartimos el 98% del genoma “consiguen vivir en paz, en sociedades gobernadas por las alianzas entre hembras”, a diferencia de otras especies que se caracterizan por comportamientos más agresivos y que se habían estudiado más hasta ahora.
Poco a poco se va remarcando lo que ya subrayó hace tiempo un pionero, el naturalista ruso Kropotkin, que tras diversas expediciones científicas a Siberia habló de un principio de ayuda mutua en la naturaleza y de que la cooperación es tan importante como la competencia en la regulación del medio ambiente.
Cooperar para obtener buenos resultados
Sobre esta misma cuestión, he comentado otras veces lo significativo que resulta que un libro de estrategia militar, como El arte de la guerra, que se atribuye al general de la antigua China Sun Tzu, haya sido referente de estudio en muchas escuelas de negocio. Ahora, por fin, empezamos a ver cómo se empieza a enseñar también desde el ámbito académico que pensar en los negocios como la guerra, además de indeseable socialmente, no suele ser la mejor opción para obtener buenos resultados.
El expresidente norteamericano Bill Clinton ya explicó hace algunos años una idea que me parece fundamental:
“Cuanto más complejas se vuelven las sociedades, y más complejas son las redes de interdependencia dentro y fuera de los límites de las comunidades y las naciones, un mayor número de gente estará interesada en encontrar soluciones de suma no nula. Esto es, soluciones ganancia-ganancia en lugar de soluciones ganancia-pérdida… Porque descubrimos que cuanto más crece nuestra interdependencia, generalmente prosperamos cuando los demás también prosperan, así que tenemos que encontrar maneras de que todo el mundo pueda ganar, tenemos que acomodarnos unos a otros. Y, en definitiva, eso es también un desarrollo que nos humaniza”.
Un ejemplo cercano
Creo, si me permiten la osadía, que así es como piensan por ejemplo las personas que se deciden por una opción de ahorro con valores como Triodos Bank. No están obsesionadas con conseguir una rentabilidad exagerada con sus ahorros. Optan por un interés razonable, por la fiabilidad y, al mismo tiempo, por estar seguros de que con su dinero se impulsan proyectos y empresas con un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
¿Se puede decir por esto que los clientes de Triodos Bank son eso que llaman buenistas o bienpensantes? A mí más bien me parece, sin conocer a fondo las motivaciones personales de cada uno, que simplemente tienen una actitud natural, que se acercan a Triodos Bank como una opción lógica para sus ahorros porque han comprendido la consecuencias, personales y sociales, que tienen las luchas de todos contra todos. Como podrían ser, en este sector, apoyar actividades que deterioran el medio o empobrecen a las personas por un afán exclusivo de conseguir el máximo interés.