Las personas somos capaces de discernir cuestiones sorprendentemente complejas. Por eso, no deja de sorprenderme que en ocasiones, ante lo evidente, seamos incapaces de despertar y reaccionar sin una pequeña sacudida. O no tan pequeña.

Cambio climático | Imagen: Baluchi5, CC BY-SA 3.0
Algo así parece haber entendido Greenpeace, a juzgar por una campaña reciente con la que intenta hacernos despertar. La ONG recuerda que, por muchas tentaciones que tengamos de negar la realidad, o de utilizar la crisis como coartada para no movernos, el cambio climático va en serio. De esta manera, utilizando imágenes que simulan cómo se podría transformar nuestro entorno con el calentamiento global -como la de un Benidorm con su frente marítimo desbordado por el mar- vuelven a dar cuenta de este fenómeno. Una realidad ya palpable en muchas zonas del planeta y sobre la que, según han concluido la comunidad científica y Naciones Unidas, la influencia del ser humano es decisiva.
La entidad conservacionista citaba en su iniciativa que los riesgos van más allá de las costas. A nivel local, los cambios en la temperatura van a alterar cultivos tan esenciales como la vid en España; y a nivel global peligrarían organismos clave para el equilibrio de los ecosistemas como el coral, básico para el mantenimiento de la riqueza pesquera en algunas áreas.
Reconozco que no soy un experto en esta materia, por lo que no quisiera alargarme con estos detalles. Pero lo que sí que quiero y pienso que es urgente decir es que ya es hora de terminar con las excusas.