Estoy seguro de que, como me pasa a mí, los lectores de este blog también se revuelven en su asiento cuando ven este tipo de anuncios. Me refiero a los “hágase rico en días operando con divisas, sin moverse de casa” y a las versiones similares que asoman en pantalla mientras navegamos por Internet, sin necesidad de consultar noticias de economía.
Personalmente, aún conociendo a personas que lo han perdido todo a fuerza de arriesgar, desconozco la efectividad real de estos supuestos métodos para conseguir dinero fácil. Pero hay algo que me molesta especialmente, y no es solo que intenten hacer picar a personas que quizás se encuentren en dificultades: lo que me rebela es su mensaje, asumiendo que la avaricia no tiene rival y que, de alguna forma, todos tenemos un precio, porque el valor fundamental es el dinero.
Pienso, al ver estos anuncios, en cuántas veces se da por hecho que todos quisiéramos ser “El lobo de Wall Street” u otro personaje parecido y hacernos ricos sin el menor escrúpulo; siempre que no nos pillaran, por supuesto.