Plantarse ante el “si tú pudieras, también lo harías”

Estoy seguro de que, como me pasa a mí, los lectores de este blog también se revuelven en su asiento cuando ven este tipo de anuncios. Me refiero a los “hágase rico en días operando con divisas, sin moverse de casa” y a las versiones similares que asoman en pantalla mientras navegamos por Internet, sin necesidad de consultar noticias de economía.

Especulación

¿Qué hay detrás de la promesa de dinero fácil?

Personalmente, aún conociendo a personas que lo han perdido todo a fuerza de arriesgar, desconozco la efectividad real de estos supuestos métodos para conseguir dinero fácil. Pero hay algo que me molesta especialmente, y no es solo que intenten hacer picar a personas que quizás se encuentren en dificultades: lo que me rebela es su mensaje, asumiendo que la avaricia no tiene rival y que, de alguna forma, todos tenemos un precio, porque el valor fundamental es el dinero.

Pienso, al ver estos anuncios, en cuántas veces se da por hecho que todos quisiéramos ser “El lobo de Wall Street” u otro personaje parecido y hacernos ricos sin el menor escrúpulo; siempre que no nos pillaran, por supuesto.

Me da la impresión, una vez más, de que para muchos aquello tan parcial de que “el hombre es un lobo para el hombre” representa una ley universal.

Lo sé, como comentaba en unas líneas anteriores sobre la última película de Scorsese, es obvio que hay más de un lobo en este bosque. No se puede negar. Pero somos muchos más los que sabemos que el dinero fácil esconde, en realidad, la ruina de otras personas, y que lo que se construye en un día tiene pocas posibilidades de durar y de aportar valor real. También que la economía es relación entre personas y que, si intentamos ignorarlo, el boomerang acabará volviendo hacia nosotros y sufriremos en carne propia las consecuencias de no haber actuado antes como personas.

La mayoría quiere ganarse la vida honradamente y, si es posible, mejorar el mundo con su trabajo, a través de su empresa o mediante la implicación con su comunidad cuando termina la jornada. Por eso, creo que no podemos callar más, pienso que tenemos que alzar la voz cuando se da por sentado eso tan típico, casi una frase hecha, de “si tú pudieras, también lo harías”. La picaresca ha tenido un coste desmesurado para la sociedad: es el momento de decir, “yo no”.

5 comentarios a “Plantarse ante el “si tú pudieras, también lo harías””

  1. Iñigo Zabala Murua

    Buenas tardes:
    Me encantaría acudir a una de tus charlas para entender mejor cómo funciona el mercado especulativo.

    Estoy pendiente del calendario. A ver si surge la ocasión pronto. Me gustaría saber si lo explicas en tu libro. Muchas gracias.

    Un saludo.

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  2. carmen espinola

    Suscribo tus palabras, y te felicito por dar eco a ese sentimiento de ultraje del que hablas y que muchos sentimos. Gracias por el comentario

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  3. Juan Jacinto Soto Sánchez

    Es una pena que esta afición nuestra de desear tanto, casi sin mesura, esté tan arraigada en nuestro cerebro y que nos centremos más en la meta o el destino que en el camino que recorremos para llegar a él. No importa cuanto suframos en el viaje si el destino se nos oferta una felicidad que luego descubrimos que no existe.
    Gracias por tus palabras siempre sabias.

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  4. Maria Carla Rouillon (Peru)

    “La Etica, la Transparencia y la Autenticidad están de moda”…llegó la hora…
    Atrevámonos a ser los pioneros de este gran cambio global a nivel personal, educativo,bancario, etc ! Empecemos por transformarnos nosotros mismos y contribuiremos con la re-humanización, a través de la conciencia de quienes somos realmente y elegir laborar en la empresa que esté alineada a nuestros valores…
    Seamos congruentes entre lo que pensamos, sentimos y hacemos…
    Saludos desde Lima, Perú.

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  5. Ictineu

    Es reconfortante saber que uno no está solo y que hay más personas a las que les ofenden ese tipo anuncios, que para mi son apología del terrorismo económico. Aunque como ofensa se queda pequeña comparada con el “pan por doctrina”, y no me refiero a las religiones que tienen una tradición milenaria en esto, me refiero a iniciativas de grupos filofascistas, que últimamente se dedican a repartir ayuda-caridad entre los más necesitados, eso sí, sólo si tienen un DNI español. Ojo con estos piezas, que están sembrando ideas envenenadas, en quien no se puede permitir el lujo de llevarles la contraria.
    Ni que decir tiene como le sienta esto a alguien(yo) que opina que la caridad es el fracaso de la solidaridad.
    Bueno, sólo darte las gracias por ayudar a dinamizar la economía con dinero limpio, que es el que nos puede sacar del entuerto a largo plazo, porque con el sucio ya vemos los resultados.
    Por cierto, Yo tampoco lo haría. Menudo ejemplo para mis hijos.

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