El pasado 25 de enero de 2012, tuve la gran oprtunidad de compartir un encuentro con 270 jóvenes de distintos institutos de la localidad gerundense de Figueres. Había sido invitado por un profesor que había leído mi libro y también había visto alguna de mis conferencias por internet, y quería que transmitiera algunas de estas nuevas ideas a sus alumnos. Lo primero que me sorprendió gratamente fue encontrar un número tan elevado de jóvenes de entre 16 y 19 años, pero sobre todo el interés y la atención que prestaron durante toda la conferencia. Los propios profesores me comentaron que estaban sorprendidos de ver cómo los alumnos mantuvieron la atención y no solo no se iban, sino que alargaron el encuentro media hora más planteando preguntas vivas e inteligentes.
En este coloquio pude comprobar, al final de la conferencia, cómo los jóvenes están sumamente motivados y llenos de inquietudes vitales y sociales, que por desgracia se van apagando si no encuentran ideales y objetivos en el mundo acordes con su motivación. No puedo compartir de ninguna manera el comentario generalizado de que “los jóvenes pasan de todo”, porque es justo lo contrario: los jóvenes de hoy tienen capacidades e inquietudes que probablemente no hemos tenido las generaciones anteriores, lo que necesitan es que se les muestre un camino para que puedan recorrerlo.
En la charla, además de explicarles lo que es la banca ética, el consumo responsable y, en general, lo que podría ser un nuevo modelo económico, también me he tomado la libertad de advertirles de tres grandes contrapoderes que amenazan hoy a nuestra sociedad, y con los que se van a tener que confrontar mucho antes de lo que se imaginan, o quizás ya lo están haciendo.
El primero de ellos es la mentira. La mentira, o la falta de veracidad, que puede incluso degenerar en calumnias y difamaciones, ha invadido la vida social en todos sus ámbitos, generando terribles efectos, uno de los cuales es la duda. Hoy ya dudamos de todo, incluso hemos llegado a dudar que la verdad pueda existir o podamos llegar a conocerla. Dudamos de los demás y también de nosotros mismos.
Frente a este contrapoder que se ha ido infiltrando como un virus maligno, les he hablado de la veracidad como actitud vital, la única opción verdaderamente libre del ser humano. Cuando se ejercita la veracidad y conseguimos que se convierta en un hábito, entonces se irradia en todo nuestro entorno y provoca cambios sanadores en el mundo.
El segundo contrapoder es el odio, que se presenta camuflado en forma de conflictos cotidianos. El odio es opuesto a la fuerza del amor, que acoge, une las diferencias y crea comunidad. Lo interesante de los otros es precisamente que son diferentes, y hay que aprender a amar la diferencia. En cambio el odio nos lleva a separarnos de aquellos que nos son molestos o simplemente diferentes de nosotros. En muchas ocasiones, el odio degenera en la venganza, por eso he querido hablar a estos jóvenes de la fuerza del perdón, no desde un enfoque religioso, sino como un acto de libertad y de amor que puede llegar a transformar el mundo.
Y el tercer contrapoder del que hemos hablado ha sido el miedo, que se ha inoculado y lo sigue haciendo cada día a través de los medios de comunicación, pero también en las conversaciones en casa y en el trabajo y que acaba paralizando a toda la sociedad. El miedo y la falta de seguridad en nosotros mismos nos han convertido en una sombra de lo que podríamos ser, casi en una caricatura. Pareciera que estamos esperando a que aparezca un líder que nos muestre el camino, no olvidemos que el miedo ha sido siempre la antesala del totalitarismo.
Me he permitido recomendarles dos libros de mi juventud que hoy siguen siendo válidos: Un mundo feliz, de Aldous Huxley, o 1984, de George Orwell. Espero que les inspiren como a mí lo hicieron.
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Gracias por compartir el blog. Saludos.
Joan Antoni
Por x razones he desembocado aquí, pero me acuerdo de ti, calle Del carmen y un cliente inquieto, hace muchos años y en otra actividad. Hay las maravillas de la vida. Pero al tema, los jóvenes son el futuro y debemos ayudarles a superar el miedo y el odio y conocer otros motores de estímulo.
Me alegro de tu actividad, alguna vez te he visto en la tele. un abrazo antiguo Juan re crivello